Llevamos décadas hablando sobre las intersecciones entre cine y videojuegos. Cómo el ocio interactivo tomó prestado el jerga cinematográfico para contar sus historias, el complicado de inferioridad que se estableció, las supuestas ínfulas de cineastas frustrados que utilizaban el medio como un insuficiente sustituto, las malhadadas adaptaciones en una u otra dirección… Asimismo hay quien define a los videojuegos como una progreso digital de las artes con la capacidad para envolver todas ellas en un paquete mucho más participativo y estimulante. Hablamos de música y de dirección artística constantemente, de escultura para referirnos a los modelados de los personajes, de inmueble en el diseño de niveles y en los propios escenarios. Sin confiscación, ¿cuántas veces nos paramos a conversar sobre las propiedades intrínsecamente teatrales de los videojuegos? ¿Cuántas veces discutimos instrumentos que no asociamos por defecto con el cine?
Un plan increíble
En los fatídicos meses de 2020, donde la pandemia obligó a medio mundo a confinarse, los teatros de Reino Unido se cerraron sin contemplaciones, llevando al paro a miles de actores que de la indeterminación a la mañana se vieron encerrados en sus casas, sin posibilidad alguna de teletrabajar y en un malogrado existencial difícil de remediar. Dos amigos, Sam Crane y Mark Ooesterveen, pasan las horas muertas disparando a otros jugadores en GTA en recorrido. De repente, se topan con un marco al canción evadido en el mundo del conjunto y se les ocurre una idea. Con las draconianas medidas de distanciamiento social en impresión, ¿por qué no contar una producción de Hamlet en GTA Online? Lo que empieza como una idea descabellada y absurda comienza a tomar forma en sus cabezas, aunque sea más que nulo para combatir el aburrimiento y la desazón de esas semanas aciagas. Necesitan un casting para nominar a los actores, ensayos, diseño de producción… Y, sobre todo, muchísima paciencia para dirigir una de las obras de teatro más celebradas de la historia de la humanidades en un universo caótico de violencia desatada.
Gran Hamlet de robo es un cabria que recoge las interacciones entre Sam y Mark durante las semanas y meses que invirtieron en la idea. Más allá de una breve secuencia en los créditos, no hay ningún tipo de apoyo audiovisual más tradicional. Son horas y horas de gameplay con sus voces al micrófono mientras dialogan con otros jugadores, comparten ideas sobre cómo chocar la producción, confiesan sus miedos y frustraciones, su soledad y su angustia existencial, sus razones para dedicarle tanto esfuerzo a un plan a que antes no tiene ningún sentido. GTA Online no fue diseñado como un Minecraft O O RaBlox en mente. Sí, puede ser técnicamente un sandbox, pero las mecánicas básicas (conducir, disparar, etc) son las que son, por lo que no se presta a labores más creativas como otros juegos que ponen la construcción en el centro. Sin confiscación, claridad poderosamente la atención cómo los dos actores son capaces de forzar las cuadernas del conjunto para introducir los soliloquios de Hamlet, el príncipe de Dinamarca, en la soleada ciudad de Los Santos.
¿Qué sentido tiene coger un texto de más de 400 abriles de William Shakespeare y meterlo en un espacio lúdico y desabrido como GTA Online? A cualquiera se nos pueden ocurrir entornos mucho más apropiados, incluso en el mundo posible. Sobre el papel, es una fórmula para el desastrey durante buena parte del documental, lo que pasa es precisamente eso. El primer objetivo es musitar con los otros jugadores durante el tiempo suficiente para presentarles el plan sin que les disparen y ya simplemente eso les cuesta una barbarie, precisamente porque nadie les toma en serio. La idea que nos podemos hacer del tahúr promedio de GTA Online y su naturalidad e interés por Shakespeare…
Parece el principio de un chiste. Sin confiscación, no tenemos que perder de clarividencia la situación. GTA 5 es el segundo conjunto más vendido de la historia detrás de Minecraft, y en la primavera de 2020 hay millones de personas encerradas en sus casas sin nulo que hacer. Por un banda, tenemos el plantel variado que compone la comunidad de GTA Online donde por pura estadística y con la fuerza bruta de los números te vas a encontrar perfiles parecidos a los del propio Sam y Mark, es asegurar familia interesada en Shakespeare y en Rockstar. Por otro banda, tenemos a millones de «turistas» que se meten por primera vez.
Interpretar un rol
¿Qué es un RPG exactamente? Cuando pensamos en ese término nos vienen a la habitante una serie de mecánicas específicas como pueden ser los atributos, puntos tiento, suministro, estadísticas de daño y vigor, opciones de diálogo, etc. Sin confiscación, en esencia, un RPG es una obra donde jugamos un rol, es asegurar, donde interpretamos un papel. Es una traslación de las experiencias tradicionales de papel y bolígrafo donde construimos un personaje y recorremos una trama cuidadosamente planteada por un Dungeon Master. Solemos tener más o menos claro qué build queremos construir cuando empezamos una nueva partida. Si queremos ser un mago que pueda difundir poderosos hechizos a distancia o un paladín que ejerza de tanque, con buena defensa y vigor. Pero, ¿cuántas veces nos paramos a pensar qué tipo de personaje queremos interpretar? ¿Qué sistema de títulos, qué tipo de carácter, qué opiniones políticas y sociales debe tener? Hay muchos RPG donde el protagonista ya está harto escrito y no hay tanto ganancia, pero cuando sí lo hay, ¿cuántos de nosotros construimos un personaje que vaya más allá de una interpretación más o menos heroica de nuestra propia personalidad?
Hay familia que se toma esto especialmente en serio, sobre todo en el mundo de los MMORPG y en iniciativas tan fascinantes como los servidores role-play de GTA Online
Hay familia que se toma esto especialmente en serio, sobre todo en el mundo de los MMORPG y en iniciativas tan fascinantes como los servidores role-play de GTA Online. Construyen un personaje muy definido y lo llevan hasta las últimas consecuencias, como esos actores de método que no salen de su personaje hasta que termina el rodaje por completo. Si nos paramos a reflexionar un poco, podemos encontrar varios paralelismos entre los videojuegos y el teatro. Uno de los más importantes es que la actividad corresponde al tiempo presente y se desarrolla en tiempo positivo. En una novelística, normalmente la narración usa tiempos verbales en pasado, pero en teatro todo es en presente, igual que durante una partida. Y si entramos en la esfera de la improvisación teatral, donde los actores escriben la obra en directo a partir de una mera consigna, descubrimos los mismos parámetros de efusión personal que nos permite el control de un vicisitud en un espacio posible, asimismo en cuestiones como vestuario y maquillaje.
Uno de los momentos más inspirados e íntimos del documental es cuando Sam y Mark se plantean muy seriamente arrojar la toalla, frustrados por la dificultad de exigir un compromiso a los actores cuando tienen una vida fuera del conjunto que les impide esa continuidad y ese nivel de compromiso que Hamlet exige. Sam exclama que a nadie le importa, que fue atún mientras duró y una modo de mantenerse ocupados durante unos meses de angustia y desazón extremas. Pero Mark le rebate diciendo que para él sí es importante, que otras cosas en la vida no le han ido tan proporcionadamente, que tiene evidentes carencias en muchas cosas y que ha decidido sacar delante esta enajenación para sí mismo.
Muchas veces, los principales detractores de los videojuegos enarbolan el argumento de que son una pérdida de tiempo, que no sirven para nulo y que impiden explotar la vida de verdad. Dejando de banda las muy cuestionables aseveraciones, creo que es importante destacar que el arte siquiera sirve para nulo. No es una cuestión pragmática. No nos aporta pasta ni suele maximizar nuestras posibilidades de ascender profesionalmente. El arte es un fin en sí mismo que conecta con nuestras emociones y que se encuentra en el polo opuesto de la obsesión por la productividad que asola nuestras sociedades modernas.
A veces surgen las oportunidades de chocar proyectos personales que no tienen ninguna aplicación actos, cosas que hacemos para nosotros, cosas cuyo valía solo nosotros podemos valorar. Ya sea escribir un texto que no va a conseguir un resolución editorial, pintar un cuadro para colgar en casa, componer una cuarto musical que se perderá en el mar de Spotify, ensayar una obra de teatro para amigos o familiares o asimismo una construcción en Minecraft o el avance de un mod.
Hay proyectos que necesitamos emprender por nosotros mismos, para desarrollarnos como personas
Hay proyectos que necesitamos emprender por nosotros mismospara desarrollarnos como personas en cosas que muchas veces pueden ser incomprendidas desde fuera. Sam y Mark acabaron recibiendo un premio en los Stage Awards celebrados en el Theatre Royal Drury Lane de Londres y terminaron volcando la historia en un documental, unos éxitos insospechados que nones habrían podido imaginar durante esos meses de pandemia donde se gestó la idea. Y es que la vida es un gran marco donde vamos improvisando de la mejor forma que podemos hasta que cae el telón de repente, sin previo aviso. No creo que entonces nos preocupen mucho nuestros ratios de productividad.
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