Todos los juegos de Capcom tienen una música extraordinaria. Si cierras los fanales puedes visualizar partidas de Street Fighter II con solo escuchar los temas de Ken o Blanka, y es insalvable que te emociones al escuchar el himno de Monster Hunter. Lo mismo se aplica a Megaman, Okami, abogado as… Sin secuestro, cuando toca charlar de la música Onimusha: Warlords hasta los de Osaka prefieren cambiar de tema. ¿El culpable? Mamoru samuragochia quien se le llegó a conocer como el «Beethoven Japonés».
¿Qué tenían en popular Samuragochi con el quimérico compositor Ario? Las similitudes con Ludwig van Beethoven no provenían de su estilo o su técnica, sino de su vida personal: empezó a tocar el piano a los cuatro primaveras y afirmó que a la permanencia de 35 ya se había quedado completamente sordo. En cierto modo construyó su propia carrera en la industria musical en torno a esa idea y no tardó en acoger diferentes encargos, empezando a trabajar para Capcom a partir de la estampado Director Cut de Resident Evil. Más específicamente la del Dual Shock. Aquello fue el inicio de una serie de colaboraciones.
La letrero del Beethoven de la era digital
La carrera de Mamoru Samuragochi era singular, afirmando que él mismo quería reinventar la modo en la que se componía la música moderna y que, dada su condición, encontró un nuevo sistema creado por el mismo para componer música. En muy poco tiempo la letrero de Samuragochi fue creciendo y no tardó en acoger sobrenombres como el «Beethoven Japonés» o el «Beethoven de la era digital» que no pasaban inadvertidos, protagonizando especiales para la televisión y la radiodifusión que elevaban su figura.
En el año 2001 repetirá con Capcom, quien le contrató para que crease la música de Onimusha: señores de desavenencia. Ese mismo año, en declaraciones a la revista Time, estableció que perder el sentido del oreja había sido una abundancia.
«Si confías en tu sentido interno de sonido, se crea poco que es más cierto. Es como comunicarte desde el corazón. El perder mi concierto fue un regalo de Todopoderoso»
Con todo, su alcoba más significativa fue su sinfonía nº1 «Hiroshima», que llegará dos primaveras posteriormente del dispersión de Onimusha. Aquello estableeció su carreera y, ya en 2013, diez primaveras posteriormente, se estrenó el documental Cadencia del alma: el compositor que perdió su concierto (Cadencia del alma: El compositor que perdió la concierto). A partir de ahí todo fue cuesta debajo.
Con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno en Japón de 2014, el atleta japonés Daisuke Takahashi se eligió una de sus piezas para su billete. La otra existencia es que su triunfo, su carrera y su encomienda acabarán ese mismo año. El 5 de febrero de 2014 se reveló públicamente que Takashi Niigaki, músico, compositor y profesor, era quien en existencia había compuesto los temas que Samuragochi se había atribuido desde el año 1996. Y no es que le hubiese ayudado por su condición, es que el propio Niigaki dijo que Samuragochi no era sordo.
Ayer se pilla a un mentiroso que a cierto con cayado
En las declaraciones de Niigaki dijo que el llamado «Beethoven Japonés» tenía una concierto regular, pero que se él mismo usaba aquella discapacidad para impulsar su carrera como compositor. Acusaciones muy graves, desde luego, pero es que un año antaño Mamoru Samuragochi ya se había empezado a delatar a él mismo cuando fue entrevistado por la revista Aera y no solo respondía antaño de que el intérprete de señas terminase las frases, sino que se levantó al escuchar el timbre de la puerta. Todo mal.
Las declaraciones de Niigaki fueron fulminantes y no quedaban ahí: el auténtico compositor de la obra de Samuragochi dijo que no necesitaba usar su cayado y que casi toda su semblanza se la había inventado. ¿La respuesta de éste? Tolerar que casi todo era cierto. Entre otras cosas porque se avergonzaba de morar una mentira. Poco que trascendió e incluso quedó reflejado en medios no especializados Y la prensa generalista.


Mamoru Samuragochi matizó que sí poseía una pequeña discapacidad auditiva, pero está claro que la carrera del compositor de Onimusha estaba acabada. Y no solo por fingir sordera, sino porque ni siquiera había creado las obras que llevaban su nombre. La ciudad de Hiroshima, quien le había famoso ciudadano honorífico en 2008 por su sinfonía, revocó el galardón.
¿Y qué pasó con Capcom? Bueno, pese a que durante todo ese tiempo la clan Onimusha ha estado en una especie de contorno, cuando decidió divulgar el remaster de Onimusha: Warlords del pernio cortó por lo sano y regrabó la manada sonora. Porque, quizás, Samuragochi no necesitase de bastones, pero antaño se pilla a un mentiroso…
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