El precio de los videojuegos no para de crecer y, aunque ya rondan los 100 euros, retozar es más módico que nunca – Nintendo Switch 2

La presentación de Nintendo Switch 2 no solo acaparó interés por su relación directa con el futuro de la marca, sino que provocó que muchos usuarios se llevaran las manos a la cabecera al ver los precios del futuro sistema híbrido. Un ejemplo de ello podría ser Mario Kart World, el título de dispersión que protagonizó su propio Direct para profundizar en todos aquellos aspectos que elevan el coste de la experiencia hasta los 90 euros. Sin retención, situaciones como la fresco ocaso de precios en Argentina ha provocado la existencia de una ola de críticas que, con razón, se centran en el incremento del valía que pagamos por los videojuegos.

A pesar de toda la polémica generada, lo cierto es que Nintendo Switch 2 no es la consola más cara de la historia de la compañía. Si ajustamos la inflación, NES sigue siendo el sistema más costoso para los usuarios. No obstante, la situación relacionada con la subida de precios no solo afecta a Nintendo, ya que Sony reveló hace escasos días que PlayStation 5 sería más cara en determinados territorios. Como era de esperar, esto provocó un enfado generalizado entre la comunidad de usuarios, ya que se comercio de la primera concepción de consolas que sube el precio de traspaso en circunscripción de bajarlo. Sin retención, si echamos un vistazo al pasado, lo increíble es que se comercio de la época más baratura de la historia del medio. Eso sí, cogido con pinzas.

¿Divertirse es más módico que nunca?

En la término de los 80, Nintendo revolucionó la industria con el dispersión de NES. Gracias a lo que cosechó con dicho sistema, uno tan influyente que aún hoy sigue recibiendo juegosla Gran N no solo consiguió redireccionar su historia fresco, sino que tuvo la oportunidad de excluir el sector tras la famosa desastre de Atari. No obstante, existe un condicionante que, más allá de la inflación, revela que los títulos actuales son más económicos que los de antiguamente. ¿La explicación? Muy sencillo: el coste medio por MBlegado que las experiencias que llegaban a los cartuchos de la NES contaban con un tamaño ínfimo.

En la primera consola de Nintendo, lo habitual es que el tamaño de los videojuegos oscilará entre 128 y 512 KB, si aceptablemente alguna que otra excepción era capaz de conservarse hasta 1 MB. Al cambio, el precio medio de un título de NES rondaba los 45 o 60 euros, pero la inflación ha hecho que dichos importes crezcan hasta la barrera de los 100 o 130 euros. En el caso de SNES, la sucesora que igualmente apostó por cartuchos, más de lo mismo: entre 1 MB y 4 MB de tamaño y 50 o 70 euros por pernio, una sigla que asciende hasta los 110 o 140 euros. Hablamos, luego, de una media de 20 o 50 euros más que el coste digital de Mario de Mario Kart.

Sin retención, hay que tener en cuenta uno de los cambios más importantes de la historia del medio: el brinco del cartucho al CD y, a posteriori, a otras opciones como el DVD o el Blu-Ray, así como el regreso de Nintendo a los cartuchos. Aunque Nintendo 64 sí conservo los cartuchos y, por ende, los títulos de entre 8 MB y 32 MB de tamaño rondaron los 60 u 80 euros, un valía que ha crecido hasta los 120 o 150 euros si ajustamos la inflación, la puesta de la primera PlayStation por los CD marcó un precedente en la reducción de precios. Con ella, los estudios no solo tuvieron la oportunidad de exprimir una opción que podía elevar la capacidad de los juegos hasta los 700 MB, sino que el papel de Sony como productora consiguió que el precio se redujera hasta los 40 o 60 euros por pernio (unos 80 o 100 euros de 2025).

Así, aunque nos hemos centrado en la cambio más directa, si nos vamos por la tangente tenemos casos como los de Game Boy o NEO GEO. Los sistemas de SEGA, ya que fueron la competencia directa de Nintendo, cuentan con unas cifras similares tanto en capacidad de almacenamiento como en precio, pero Game Boy y NEO GEO son las dos caras de la misma moneda. Mientras la portátil de Nintendo exprimía al mayor el espacio de los cartuchos y cobraba entre 35 y 50 euros (80 o 100 si ajustamos la inflación) por pernio, NEO GEO rompió todos los récords con títulos que salieron a la traspaso por importes que oscilaban entre 150 o 300 euros. De hecho, si ajustamos dichas cifras a los baremos actuales es aún más asombroso, ya que un pernio de dispersión podía conservarse a costar hasta 600 euros.

Los precios escalan sin control

A la audiencia de todo lo presentado hasta el momento, toca resolver una duda: ¿retozar es más módico o más caro que nunca? Si atendemos a los precios sin tener en cuenta la inflación, es innegable que comprarse un videojuego se ha vuelto más complicado con el paso de los primaveras. Sin retención, la situación cambia si tenemos en cuenta la cambio no solo de los precios, sino igualmente de la industria, legado que el coste medio por MB es ínfimo si se compara con lo que pagaban los usuarios en la término de los 80, los 90 o principios de los 2000.

Como representa la tabla, el precio medio por MB tocó techo con la NES y, desde entonces, ha ido en descenso (incólume en el caso de Game Boy). Si aceptablemente es cierto que se comercio de un argumento irrefutable, ya que no se puede desmentir que los videojuegos nunca han sido tan baratosigualmente hay que hacer hincapié en que el peso de los mismos ha crecido de forma exponencial. De hecho, la propia Activision reconoció que tenía un problema con Call of Duty: Black Ops 6un título que ocupa tanto espacio en el disco duro que muchos jugadores solo pueden tener instalada la experiencia bélica de Microsoft. A pesar de ello, el coste medio por MB deje por sí solo: retozar nunca ha sido tan módico.

De esta forma, situaciones como la pelea de los aranceles o la cambio del coste de vida provocan que, una vez más, el debate vuelva a estar centrado en el precio de los videojuegos. Para Shawn Layden, antiguo presidente de PlayStation, la posición que deben tomar las compañías es clara: cada concepción debe ir ligada a una subida de precios. Los usuarios, por su parte, han utilizado diferentes espacios en redes sociales y plataformas de vídeo para expresar su disconformidadya que están en contra de esta visión de las compañías. A pesar de ello, los números hablan por sí solos: si atendemos al coste medio por MB, retozar nunca ha sido tan módico.

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