la historia de una revolución total para un medio emergente

El traje celeste con capa colorada de Superman no define al personaje, pero es una parte sustancial de su iconografía. Lo mismo se aplica al escudo del Capitán América o, ya en zona europeo, el característico aspecto azulado de los Pitufos. Y pese a que el manga japonés se produce mayormente usando tinta negra y tramas, muchos lectores casi pueden escuchar el característico sonido que producen los saiyans de Dragon Ball al ver sus cabellos dorados en las portadas. Por eso el empleo del color es tan importante en los cómics pero, ¿cuándo se empezó a utilizar?

Los orígenes de todo lo que hoy englobamos bajo el paraguas del octavo arte (el amerindio, europeo, japonés y todo lo que hay entre medias, que no es poco) no están tan definidos como podría parecer. Como ya comentamos en VidaExtra, se estima que para irnos a las raíces del manga hay que nacer a contar a partir de unos pergaminos ilustrados que datan del siglo XII. Pero, claro, eso no quita que de ahí a las obras de Osamu Tezuka, el dios del manga y padre de Astroboyhaya todo un mundo. De modo que el primer paso es acotar el concepto de cómic tal y como lo conocemos hoy.

Partiendo de lo fundamental, hay registros de humoristas gráficos desde los tiempos de mesopotamia, se implementó el sistema de diálogos a través de bocadillos (o globos de texto) allá por el siglo XVIII e, incluso en esas, ya podíamos ver situaciones costumbristas en las que se contaban historias con imágenes y personajes a color tras la estandarización del uso de la imprenta en Europa. ¿Eso convierte todo lo precursor automáticamente en un cómic? Me temo que no.

En búsqueda del primer cómic a color

Existe cierto consenso en que el cómic actual -o al menos la concepción generalizada y extendida del medio que tenemos en la actualidad- parte de la obra Historia del Sr. Jabot del autor franco-suizo Rodolphe Töpffer, en 1833. De hecho, se hicieron seis volúmenes y su brinco, sin permisos, al continente amerindio, asentó su nuncio. No solo hay una novelística que establece aquello que hoy está consolidado como cómic, sino igualmente se consolidan los conceptos que hoy millones de lectores tienen a la hora de consumir este tipo de arte. Sobra asegurar que era en blanco y sombrío.

Niño amarillo
Niño amarillo

¿Cuándo llegó el color? Digamos que el proceso fue poco relativamente natural. La forma más extendida en oeste de ofrecer los cómics no era a través de publicaciones específicas, sino a través de las tiras cómicas de los periódicos. En este aspecto tenemos dos hitos a considerar y un denominador global: el Yellow Kid.

  • La primera tira cómica a todo color de la que se tiene registro se publicó en enero de 1894 en una página del informe New York World de Joseph Pulitzer. Sin bloqueo, fue poco estupendo.
  • De modo que la primera serie de tiras cómicas a todo color, y de publicación semanal, fue el Chaval amarillo de Richard Outcault publicada por Morning Journal (el informe rival) en 1896. Y esto es importante porque el protagonista del cómic y el autor eran el mismo.

El Chaval amarillo de Outcault es un escuincle que básicamente malvivía en las calles de la Nueva York de finales del siglo XIX. Para que nos hagamos una idea aproximada, una especie de Chavo del Ocho de su correspondiente época. El apodo del mismo proviene de su vestimenta, la cual es un enorme camisón amarillo y, lo creas o no, existe una conexión entre este personaje y el término de prensa amarillista dada la feroz rivalidad del Mundo de Nueva York y el Diario de la mañana por tratar de vislumbrar a los lectores.

Así, con el permiso del editor del Diario de la mañanala G. W. Dillingham Company recopiló y reeditó en un mismo tamaño de 192 páginas en blanco y sombrío muchas de las aventuras originales del Chaval amarillo de Outcault, estableciendo en su contraportada y de forma definitiva el concepto de «Comic Book» amerindio. De modo que ya tenemos un primer paso conseguido, pero al no haberse impreso a color nos desliz el segundo: ¿cuál fué el primer cómic a color?

The Blackberries, la entrada del cómic al nuevo siglo (con ideas que envejecieron mal)

Moras
Moras

Como como comentamos, hubo obras impresas en la época victoriana e incluso anteriores que contaron con páginas a color, como Un bushel de pensamientos felices (1868) O Imagen epinal (1796), pero sería conveniente injusto definirlas alegremente como «cómic a color». No es cuestión de ser tiquismiquis, que conste. Y eso nos lleva al que es considerado el primer cómic con páginas a todo color del que se tiene registro: Las moraspor EW Kembmble.

Quizás el nombre de Edward Winsor Kemble no te suene de nulo, pero no era cualquier dibujante o caricaturista: fue una institución en sí misma. Sus trabajos y su talento eran tan extraordinario que incluso captó la atención de Mark Twain, quien le encomendó ilustrar la primera estampado de Las Aventuras de Huckleberry Finn y, tras este, siguió trabajando en varias de sus obras.

Dicho esto, el nombre y su nuncio de E. W. Kemble no han envejecido tan correctamente. Y lo mismo se aplica a Las moras: publicada en 1897 por la editorial RH Russell Publishingen sus páginas se trataban de historias costumbristas y de humor protagonizadas por niños afroamericanos. Y pese a los trazos caricaturescos de Kemble con sus personajes, no deja de ser  comedia que hay que entender en su propio contexto histórico.

Moras
Moras

Las moras es un comic book de tapa dura de dimensiones muy parecidas a las de los cuentos modernos 9 x 12 pulgadas, y pese a que la impresión de las páginas, adelantándose a la publicación de obras que poco a poco afianzaron tanto el medio del cómic como El pequeño Nemo de Winsor McCay (1905) o las aventuras ya a color de los Los niños Catzenjammer.

El color: una revolución total para un medio emergente

Sobra asegurar que los cómics a color resultaban más atractivos a los lectores y que la paulatina estandarización de las publicaciones impresas a color en todo el mundo harán que los cómics definan su identidad como arte, y durante su auge, al mismo tiempo que los autores y editoriales fueron entendiendo cómo sacar cada vez mejor uso a los colores. Sobre todo, de cara a hacer las portadas cada vez más atractivas.

Con todo, la aplicación de color encarecía notablemente los costes de impresión, y esto se aplicaba a todo el mundo. El proceso de coloreado de The Blackberries era más artesanal, pero incluso en esas durante abriles hemos pasado cómo publicaciones como el célebre Tebeo de España, los cómics de Condorito en Pimiento o incluso revistas como el Shonen JUMP (casa de Patraña de dragón O Una cuchitril) han optado por usar un sistema de coloreado con rojos, marrones y grises conveniente resultón.

Bola de dragón
Bola de dragón

Sobra asegurar que un buen cómic no necesita color, pero éste puede darle mayores matices y nuevas dimensiones a un cómic. Podemos poner como ejemplos el Spider-Man Garzo de Jeph Loeb y Tim Sale. Con todo, no solo evolucionó la tecnología de impresión, sino la forma de aplicar color a través de los medios digitales. Por no mencionar que hay obras, como las lanzadas bajo el sello de Marvel Unlimited, que solo se pueden repasar online o plataformas digitales.

Hay un enorme trecho que separa al Chaval amarillo Y Las moras a los actuales exitazos del cómic amerindio, europeo y japonés. Y pese a que se ha mejorado enormemente la técnica y la tecnología con la que se hacen los cómics, los lectores igualmente son cada vez más exigentes con la calidad de los dibujos y las historias.

¿Cuál será la próximo gran revolución del cómic? Bueno, los webcomics ya tienen a ofrecer pequeños género de animación. Pero, incluso en esas, el medio tendrá que encontrar un nuevo modo de igualar o pasar el impacto de tener por primera vez un cómic a color. Quizás los daltónicos tengamos mejor suerte la próxima vez.

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